Ésta es una receta algo diferente de las típicas gambas al ajillo, pero están muy buenas con el toque de vino blanco.
– Ingredientes:
Gambas o langostinos, unas cuantas unidades.
4 ajos troceados en láminas.
½ guindilla (o una, dependiendo de cuánto os guste el picante o la cantidad de gambas).
½ vaso o menos de vino blanco.
Perejil picado.
Opcional: un poco de pimentón dulce.
– Elaboración:
Pelamos los cuerpos de las gambas y, si tenemos tiempo y paciencia, les realizamos un corte longitudinal para extraer el conducto secretor.
Es esa tira longitudinal oscura que se ve en el interior de los langostinos o gambas. Para los muy sibaritas, esto les puede dar “algo” de mal sabor.
Se cortan los ajos en láminas y se doran en un poco de aceite junto con la guindilla. Cuando estén algo durados, cuidando que no lleguen a quemarse, incorporamos los cuerpos de las gambas pelados y alguna cabeza. El resto de las cabezas los apretaremos con la mano para extraerles el jugo e incorporar al final.
Las gambas o langostinos deben pasarse muy poco, ya que se hacen muy rápidamente. Una vez cocinadas se retiran y ponemos en el plato para servir. A la salsa de la sartén le añadimos el vino y dejamos reducir un poco. Opcionalmente, al final podemos añadir un poco de pimentón dulce.
Retiramos del fuego y echamos el jugo de las cabezas que habíamos reservado. Removemos y echamos sobre las gambas que están en el plato.
Espolvoreamos con un poco de perejil picado.